«No culpen a los niños, son los padres». Un muy potente artículo de Emilio Pérez de Rozas para la sección de Deportes de El Periódico en el que expone los comportamientos inadecuados en el fútbol formativo tras un desafortunado suceso durante un partido de niños de 12 y 13 años. Sin ser, éste, un fenómeno aislado hoy en día, aún por sorpresa de muchos.
«Los humanos aprendemos del ejemplo. Si unos padres son generosos, sus hijos lo serán; si son respetuosos, sus hijos lo serán; si son tolerantes, lo serán…», cuenta Gutiérrez, que recuerda que «las emociones negativas, como la rabia, el odio, el enfado, la ansiedad, vienen solas; las sensaciones positivas hay que trabajarlas y, claro, eso requiere un esfuerzo por parte de los padres, que no son capaces de decir no y menos en estos tiempos en que los niños lo quieren todo ¡ya! y ¡ahora! Decir no es vital en un proceso educativo». «Yo sé que la vida actual de las familias, de los padres, es muy, muy complicada, no lo dudo, lo vivo a diario, pues una de las cosas que más me han aterrorizado en los últimos dos años son la cantidad de niños, sí, sí, digo niños, que me han dicho que quieren suicidarse», sigue contando Gutiérrez. «Y sé que los padres ahora no tienen tiempo para dedicarse a sus hijos, pero deberían de sacarlo de donde fuese porque ese ejemplo, ese roce, ese estar, es vital para su educación y comportamiento. Sé, porque he hablado con miles de ellos, que muy pocos son conscientes de que de la rabia al odio solo hay medio paso, del odio al racismo otro medio y del racismo a la xenofobia, un soplido».