Decía Sócrates “la verdadera tragedia de la humanidad es la cantidad de hombres que tienen miedo al amor”. Y me ha hecho pensar en todas esas personas que dirigen empresas, equipos, grupos y proyectos con rabia, enfado, ansiedad, envidia, apatía y egoísmo, o generando temor y desconfianza.
Curiosamente no les da miedo la rabia ni utilizar el arma del miedo, pero les asusta las diferentes dimensiones del amor como la empatía, el respeto, el agradecimiento, el optimismo, la generosidad, la confianza o el mero hecho de que la gente se sienta bien.
No sé si la pandemia nos ha ayudado a darnos cuenta ya de que la necesidad de emociones positivas como el amor está en cada ser humano, incluso en la de esos hombres y mujeres enfadados y asustados.
La emoción del amor da sentido, compromete, genera vínculo y trabajo en equipo, y además da esperanza y nos hace valientes… pero poco lo usamos porque nos avergüenza parecer débiles y vulnerables. Lo cierto es que es todo lo contrario, nos hace fuertes e imbatibles. ¿Somos inteligentes y lo aprovechamos?