La invasión del Covid-19 parece que no viene sola, la acompaña otra invasión, la del MIEDO. Como muestra esa imagen de los supermercados donde se aprecia que cuanto más lleno está el carro, más miedo hay en él.
El miedo es una emoción natural y primaria, es decir, la sentimos todos los humanos. Su función es la de alejarnos del peligro (real o imaginario) motivo por el cual es muy potente, es decir nos domina fácilmente y toma muchas decisiones por nosotros anulando incluso la razón. Él se encarga de que hagamos la peor interpretación posible, además nos paraliza, es invasiva (se hace cada vez más grande dentro de nosotros) y es contagiosa, la traspasamos a los hijos o a las personas que nos rodean.
Solo hay una manera de superar un miedo, y es afrontándolo con la Valentía que todos los humanos también tenemos (a veces escondida, pero está dentro si la buscamos).
Suelo explicar que el miedo es falta de información, así que es natural sentir miedo ante este virus, nos falta la información de si nos va a afectar a nosotros y en qué medida.
Pero es precisamente en estos momentos de temor o incluso de pánico colectivo, donde podemos dar un importante ejemplo a nuestros hijos e hijas; afrontar el miedo con serenidad para dejar espacio a la razón, y cambiar el yo-yo-yo por un “nosotros”, un nosotros como sociedad, como comunidad o como tribu, porque JUNTOS los humanos podemos con todo.
Dicen que es en los peores momentos cuando se demuestra quienes somos en realidad ¿lo hacemos? ¿se lo demostramos a nuestros pequeños?