“En La Granja estoy entrenando la alegría!” exclama Àlex del grupo de Alba (5 años), y me pregunto, ¿Cuántos adultos nos levantamos por la mañana con esta intención? Pocos, ¿Verdad? pero realmente ¿qué nos lo impide?
“Paseando por el bosque he encontrado la calma” explica Adriana de 7 años, muy convencida. Las dificultades de todo lo que estamos viviendo hace que empiece a ser urgente buscar esa preciada calma, pero ¿por qué nos cuesta tanto? Hoy, una pequeña nos da pistas de cómo encontrarla, ¡en el bosque!
Laia, de 6 años, comenta “He aprendido que somos guapos con lo que tenemos”. ¡Cuanta razón Laia! Ella está descubriendo que el Guanaco Jobs (hilo conductor del cuento y animal real de La Granja), es precioso, aunque él no lo sepa o no se lo crea porque preferiría tener la lana blanca de las ovejas. ¿cuántos de nosotros tampoco hemos descubierto aún lo «guapos, guapas» y guais que somos?
Cuesta creer que con 5 o 6 años, los niños y niñas puedan reflexionar con esta sabiduría, ¿verdad? Nos sorprende a todos y a todas. La cuestión, o lo que quizás nos tendríamos que preguntar los adultos es, si los niños y niñas tienen esta capacidad, ¿Cómo puede ser que no lo sepamos?
Los incrédulos dudan incluso de que sean frases reales (hasta que las escuchan en directo y se quedan flipando).
El mundo de los adultos ha invadido tanto el mundo con su mirada, que hemos olvidado agacharnos unos centímetros para escuchar las palabras llenas de sentido de nuestros pequeños y pequeñas, y nos perdemos todo su maravilloso mundo.
Hace años, una niña de 14 años, Alexandra, me dijo “porque los mayores os pensáis que el mundo de verdad es el vuestro, y no el nuestro, el de los niños y niñas?”… y os confieso que no supe qué responder.
Si una cosa es SORPRENDENTE, ES QUE NOS SORPRENDA, PORQUE SIGNIFICA QUE TENEMOS MUY POCA IDEA DE CÓMO ES SU MUNDO. Me refiero a todo aquello que ellos y ellas ven, sienten y entienden cada día… pero callan porque ven que no somos capaces de verlo. Detrás de Paula (4 años), que ha dicho hoy “La hierba me hace cosquillas en los pies y me hace sentir alegría” hay un mundo lleno de sensibilidad, de saber vivir el momento presente, de darse cuenta de todo... también de cómo se sienten los papás, las mamás, los abuelos y los tíos.