Nos están diseñando para ser dependientes. Trabajo con miles de personas y hacia allí vamos, hacia una sociedad constituida por niños/as, jóvenes y adultos cada vez más dependientes, es decir, más frágiles y menos autónomos. La falta de autonomía emocional es grave porque comporta poca resiliencia, conlleva el no sentirse capaz de ser dignos protectores de sí mismos, por lo que “necesitan” que otro los defienda o anime, lo que, a su vez, lleva a la baja autoestima (que es la base del éxito y la felicidad). La dependencia implica además miedo (el yo no soy capaz) y una peligrosa dificultad, la de no asumir las responsabilidades más básicas. ¿La causa? El proteccionismo excesivo y demasiadas veces sin sentido porque acaba acostumbrado a los individuos a creerse que los responsables de su sustento y de su bienestar son un gobierno, una sociedad, unos padres, una empresa o un sistema educativo. Pero echar la culpa a los demás es tan cómodo como poco útil.
Detrás del sobre proteccionismo hay una clara falta de confianza hacia esos individuos, como pasa con la sobreprotección de los niños/as, es decir, cuando se educa o se deciden políticas basadas en el miedo, en el “no podrán” o en el “no son suficientemente fuertes”. Y en vez de buscar soluciones para el problema (falta de resiliencia, autoestima o autonomía que hace fuertes a las personas), lo agradan “dando”, hasta conseguir crear personas dependientes, dependientes de reconocimiento, de que otro tome las decisiones, de ayudas económicas o de lo que sea.
El sobre proteccionismo genera miedo social cuando los humanos, como animales sociales, estamos diseñados para ser lo contrario; autónomos y útiles para nuestra comunidad. Eso nos ayuda a mejorar la autoestima y el sentimiento de pertenencia, a criticar las normas sociales que consideramos injustas y sobre todo, a sentir la pasión de saber que podemos perseguir propósitos y utopías.
Seamos conscientes cuándo sobreprotegemos a nuestros hijos/as, cuándo en nuestra empresa “cuidar deja de ayudar”, y preguntémonos si realmente queremos políticas diseñadas para crear personas dependientes.
Cristina Gutiérrez Lestón
Educadora Emocional